lunes, 13 de abril de 2015

¿Seguimos creyendo en lo mismo?

¿O acaso no hallamos otra solución?

Hace unos días, leía una publicación en una red social, que motivaba a la pena de muerte y condenaba a las instituciones de los derechos humanos.  Sin duda Guatemala es un país violento, con un promedio de doce muertes por día en el año 2014, el Gobierno actual se jacta de que los hechos delictivos hayan declinado de 45 por 100 mil habitantes en el año 2010 a 31 por cien mil habitantes en el año 2014.  Se que esta nota molestará a mucho o probablemente no, simplemente no compartan la opinión que tengo.

En la boca de muchas personas existe la natural indignación por la violencia y por la poca efectividad de parte de las autoridades de solucionar los problemas de seguridad con el que vivimos día con día, además de la latente sensación de ser asaltado en cualquier momento; también pensamos en la seguridad de los niños; además, escuchamos todos los días en las noticias la muerte de personas que mueren por arma de fuego, las cuales muchas veces se presume las han consumado algún pandillero o ¿Por que no?; crímenes pasionales o violencia entre personas armadas, todos los días escuchamos acerca de los terribles carteles del narcotrafico que matan sin compasión a cualquiera que este en medio de sus negocios, leemos en los distintos periódicos de los grupos del crimen organizado, de los secuestros y grupos de sicarios; en fin, cada día en Guatemala esta escrito con tinta de sangre, dibujado por la violencia.  La violencia es nuestro día a día, es algo tan cotidiano como el desayuno, sin embargo es algo que nadie desea.  


¿Cual es la solución?, ¡¿La fuerza?!... ¡Claro!... ¿Por que no?; la pena de muerte, la violencia esta tan arraigada en nuestras actitudes que ni siquiera nos damos cuenta, el problema que tiene la fuerza como motor de cambio es que, quien tenga mas fuerza es quien lograra sus objetivos.  Nosotros no tenemos actitud de negociación, nos abalanzamos en el primer momento para obtener lo que queremos sin importar quien este a nuestro lado o la necesidad de los demás (ejemplo de eso es el transmetro).  Sin embargo déjenme decirles que la violencia nunca ha traído desarrollo, la fuerza y la imposición solo provoca injusticias y las injusticias se traducen en exclusión y la exclusión en violencia.  Por eso no estoy de acuerdo con la pena de muerte.  Si bien el sistema carcelario solo permite a algunos delincuentes crear vínculos y de acuerdo a algunas personas los centros de "rehabilitación" llamados cárceles, se encuentran controlados por delincuentes; debemos tomar en cuenta que lo que vivimos es resultado de toda esa imposición que desde la colonia nos vienen implantando determinados grupos que se van turnando, primero fueron los españoles, luego los criollos, luego los liberales, luego los Estados Unidos, luego el narco.  ¿Seguimos teniendo fe en la violencia como mecanismo para mejorar las cosas?.  Para mi ese no es el camino que debemos seguir. La historia nos muestra que ese ha sido el camino transitado el cual nos ha llevado hasta donde estamos y si lo seguimos legitimando no nos llevará a ninguna parte y tampoco resolveremos el problema de raíz.


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