Un esperado año 2015, haciendo los balances respectivos como quien busca ajustar cuentas, así buscaba yo en ese camino de 365 días encontrar aquellas cosas que me habían sido arrebatadas, buscaba lo bueno en lo malo y encontrar oportunidades de momentos que llenaran el vació de los 365 días anteriores. El mal sabor del tiempo atrás recorrió mis decisiones varias veces, recordándome la tristeza de lo que se fue, pero así mismo recordando el valor de sobrevivir y de llevar las cosas a una mejor situación.
No todas las cosas presagiadas se cumplieron y las expectativas quedaron cortas, pero el balance es acertado y bastante alentador, existían cosas que no comprendía y aún no comprendo, las cuentas no quedaron saldadas y aún la espera de lo inesperado se alarga; sea por ceguera, sea por falta de perspectiva, la promesa ciega aún no se cumple.
Sin embargo, nuevas promesas aparecen en el horizonte, esperando a materializarse, esas expectativas que claman por ser alcanzadas y que corresponden a una responsabilidad mayor, en cambio, los sueños perdidos tendrán que llegar; pero de esos sueños no puedo dar respuestas ahora, pasaron y se fueron en el 2015 y han dejando excelentes recuerdos así como la sensación del recuerdo de haber revivido entre la muerte y de recorrer el camino correcto.
Ahora el tiempo regresa al momento donde todo empieza, exigiendo retomar aspectos olvidados, el flujo del tiempo reclama en este momento que las oportunidades sean tomadas por decisiones tomadas con la voluntad del corazón y con la dirección de la razón.
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